Las necesidades van cambiando respecto a la edad. Los nenes más chiquitos necesitan más horas, pero cuando van llegando a la secundaria se reducen. Lo que ocurre en la adolescencia, con todo el cambio hormonal, es que los chicos empiezan a tener sueño más tarde. Aunque los padres le inhabiliten la tele o el celular, igual no pueden dormir.
El sueño influye mucho en nuestras vidas. Todo esto son trabajos científicos probados en poblaciones, se relacionan con problemas alimenticios como la obesidad. Los que menos duermen, tienen más tendencia a ser obesos.
Las personas que duermen menos tienen tendencia a tener problemas de depresión. Un adulto en condiciones normales debería dormir entre seis y ocho horas por día. En la tercera edad, en general disminuye la cantidad de horas de sueño y aumenta la fragmentación del mismo. Volver a dormirse es parte del envejecimiento.