“Nosotros lo tuvimos en segundo año como docente. Era violento, ejercía todo tipo de violencia: verbal, física, emocional. Todo el tiempo estaba haciendo comentarios impropios, mirándote los pechos. Era muy desagradable. Nosotros logramos que lo saquen como docente pero lo pusieron con otro cargo. También daba una materia de pedagogía”.
“Cuando yo fui presidenta del centro de estudiantes comenzaron a caer muchas denuncias. Con las alumnas más débiles emocionalmente se quedaba charlando después de clase, después las llevaba a la casa y en el auto abusaba de ellas”.
“Nos decían que si no íbamos a la justicia no podía hacer nada el colegio. En el año ‘96 hablar de violencia de género no existía. La justicia decía que las víctimas tenían que hacer la denuncia pero ellas no se animaban porque se sentían desprotegidas”.
“Que él era violento y desagradable no me queda la menor duda. Si la escuela no se da cuenta de la violencia que ejerce es por la naturalización de la violencia”.
“Yo me pongo a disposición de la justicia para decir lo que sé”.