“Hoy me levanté a las 7 30 y mientras miraba el celular, me ponía a llorar. Estuve con Estela a la tarde y fui corriendo a Abuelas y estaba ella, sentadita como siempre. No era la misma Estela, yo no soy el mismo Nicolás. Es muy triste que haya móviles de televisión, hay que respetar su privacidad”.
“Hice un corto cuando tenía 20 años y se lo doné a Abuelas, sobre un chico que dudaba sobre su identidad. Cuando conocí a Estela, me enamoré, como les pasa a todos cuando la ven en la tele”.
“Fue mucho trabajo, de entrevistas con ellas. La idea era transmitir la energía de las Abuelas, después en el guión me ayudaron dos personas. Los actores se empezaron a emocionar y así todos. Fue un trabajo de involucrase mucho en la historia. No necesitaba buenos actores, sino gente que sienta la historia y esté a la altura de Estela”.