“He sido echado tres veces de un banco de suplentes, pero nunca he sido echado como jugador. En el año 1998, Brown de Arrecifes tenía todo arreglado con Edgardo Bauza, pero le surge la posibilidad de dirigir a Central. Entonces fueron a buscar a Martino, que tenía una capacidad asombrosa para llegarle al futbolista. Llegó con Puatasso y Theiler, técnico de inferiores de Newell´s”.

“El primer jugador que trae es Fabián Basualdo. Me acuerdo de la primera charla del Tata, pero no del rival: con una pizarra blanca, desarrollando la estrategia del partido. Me acuerdo porque la incertidumbre era pidiendo lo que se había estimulado en la semana para poder ejecutarlo. Ese equipo jugaba con un 4-4-2 hasta que encontró a Raúl Muñoz y tuvo que poner a un enganche. Muy parecido a este Newell´s, con las diferencias, pero siempre con la idea en el ataque, dándole prioridad a lo que hace uno y a la tenencia de balón”.

“Es un técnico con el cual no se negociaba la intensidad ni la confianza. El jugador sabía los límites. El solo hecho de su figura nos generaba una motivación extra. Siempre dije que si el futbolista es inteligente, se puede potenciar con Martino. Lo que más me llamaba la atención era que él veía cosas que otros no”.