“Los jugadores de Dock Sud se la bancaron bien, es lo que puede pasar en un partido. En la puerta del vestuario, gente allegada al club estaba totalmente desbordada anímicamente contra nosotros, que lo único que queríamos era irnos porque había terminado el partido”.

“En un momento viene uno, me empieza a apuntar con el dedo y el árbitro le dice “Esperá que no hizo nada”. No deja de ser un partido de fútbol. Como vio que nos estaban acosando y era grave, vino el capitán de ellos y me sacó de la zona problemática”. 

“Cuando nos vamos a bañar, empezaron a golpear los vidrios de las duchas, que dan a la calle. Nos cambiamos, subimos al micro, hicimos 15 metros y explotaron los vidrios del micro. La situación se desbordó”.